A menudo, una buena parte de los DJ’s llaman House a todo aquello que les suena 4×4. En parte tienen razón y en parte no. Con los aficionados y el alto intrusismo existentes en la profesión, la definición empeora llevando al House a explicaciones que poco o nada convencen. Ni que decir de los profanos… Intentaremos arrojar un poco de luz, aunque la verdad absoluta será la que tú creas o la que te convenga, dependiendo de… bueno, a lo que vamos… ¿Que es el HOUSE?
House es un género de la música electrónica, se originó en Chicago, U.S.A., a principios del 1980. Obviamente, no nace del aire, sinó que se ve cómo una clara evolución de la época post-disco a finales de los ’70s. El House toma sus bases del funk, soul, hi-nrg… introduciendo una secuencia repetitiva de beats acompasados que se conoce cómo «el 4×4» al que muchos djs de la actualidad hacen referencia, así cómo el sampleo de sonidos que crean ésa atmósfera de baile, teniendo especial énfasis la linea de bajos y las voces. Las melodías, repetitivas e incisivas, conforman la original ecuación de un género vigente hasta hoy. En sus inicios se movía entre 110 y 115 bpm, aunque posteriormente se amplió hasta la franja actual, donde se consideran los ritmos entre 118 y 130 bpm, debido principalmente a la gran variedad de sub-géneros nacidos al abrigo de éste.
Mandaba la música disco por los años 70, una de las bases para el house. Entonces no existía internet y las discográficas fabricaban modas. Los grupos nacían al calor de los intereses y desaparecían en su gran mayoría, tras ése primer disco, salvo excepciones puntuales. Las discotecas eran los grupos de WhatsApp y Facebook de la época, escuchar música o tener acceso a novedades sin Youtube, se hacía a través de la figura del DJ, quién era el encargado de «filtrar» el contenido cultural de la sala y darle ese toque personal. Es lo que se conoce cómo «marcar la diferencia«. Muchas discotecas de antaño contaban con verdaderos profesionales de la pista de baile en sus cabinas porque entendían que para poner lo que ponen todos, ponemos la radio.
Fue en The Warehouse (El Almacén) donde Frankie Knuckles (Q.D.E.P.), el considerado Padrino del House, daba sus primeros pasos en la idea. Sin embargo, hay quiénes apuestan que fue Giorgio Moroder en 1977 al remezclar magistralmente el tema I Feel Love de Donna Summers, haciendo de un hit disco, un exponente del house, coexistiendo con la propuesta de que el término house sólo describe el hecho de que algunos DJs crearon este estilo en sus casas, usando la caja de ritmos y los multipistas de la época. Es lo que ahora llamamos Room DJ y por entonces, si no lo hacías en un estudio, ni te tomaban en cuenta. Postureo, mediocridad y una estupidez, si, pero cada cosa en su tiempo.
Esto último es un poco más ambiguo y quizás menos creíble debido a que la tecnología no estaba tan al alcance de todos cómo en la actualidad. Si bien el polyrhythmophone (también conocido cómo rhythmicon ó ritmicón) es la primera caja de ritmos electrónica creada en 1931 por Henry Cowell y León Theremin, no fue hasta finales de los ’70s donde éste instrumento empezó a cobrar relevancia gracias a la compañía japonesa Roland con el modelo CR-78 (fabricado en 1978). Hasta entonces, la secuenciación rítmica no había tenido prácticamente repercusión. Una CR-78, a pesar de que inicialmente salía al mercado con la idea de servir de soporte a las orquestas más tradicionales que interpretaban por aquel entonces bossa, vals, rumba, calipso entre otros, participa de la creación de canciones muy conocidas, cómo Heart Of Glass de Blondie, I Can’t Go For That (No Can Do) de Hall & Oates, In The Air Tonight de Phil Collins o el Enola Gay de Orchestral Manoeuvres in the Dark. Luego vinieron las célebres TR-808 y TR-909, así cómo la TB-303, máquinas que han marcado junto a los creadores, el inicio del House.
Sin embargo, hay otras corrientes que apuntan a que el DJ Jesse Saunders es quién marca los orígenes del House gracias a la publicación del On and On, la que se considera la primera canción House de la historia. De hecho, se le conoce cómo «the originator of House music». En 1986 termina de hacer más sólida la historia al escribir y producir el tema Love Can’t Turn Around, en la voz de Farley Jackmaster Funk con la compañía de Darryl Pandy.
El mismísimo Jesse tampoco se quita méritos, de hecho, es uno de los miembros fundadores de la Chosen Few Picnic, una cita anual con el House donde no falta desde 1990. También sigue promoviendo su música a través de la Sociedad de las Artes y la Música, una organización sin fines de lucro dedicada a la preservación, la educación del House y la música electrónica de baile, algo similar a lo que intentó la extinta A.C.M.E. en España. Una vez más, los hispanohablantes tenemos que sacar la cabeza del cubo y ver más allá. También está detrás del Café Radio Network de Música Electrónica y es el productor del festival de música anual Pure House Music en Las Vegas.
Una de las claves del éxito del House fue su alcance. En los comienzos, el club donde pinchaba Frankie Knuckles era muy underground. Un público conformado por las minorías en Chicago eran los habituales del sitio y Jesse Saunders era uno de sus más fieles seguidores. Mientras que Knuckles se confinó durante años en ése club, donde marcó la tendencia, Saunders lo hizo más abierto, le dio el empujón necesario para que el gran público adoptase el House, género que estaba etiquetado por aquél entonces para las comunidades gay, afro y latinos. Puede decirse por tanto, que ambos forman parte de la historia verdadera de un género que causa furor hasta nuestros días.
De éste género maestro dentro de la electrónica se desprenden muchos sub-géneros y estilos cómo el Acid House, Big Room House, Complextro, Dutch House, French House, Nortec, Progressive House, Soulful House, Tribal House y otros tantos que llegan al gran público. La definición de House alcanza tantas distancias y es tan amplia, que es difícil saber si una producción en la pista de baile está dentro del género o pertenece a su eterno hermano, el Techno, del que hablaremos otro día.