Jugando a ser DJ

Profesión, juego, hobby, apariencia y… ¿que más?. En los últimos años y gracias en buena parte al enorme portón de acceso abierto, la ignorancia, incultura y el atrevimiento, asistimos a una fiebre DJ donde el requisito principal ha dejado de ser la música.
Alguien pensará que estoy chocheando… me importa poco en verdad. La música ha pasado a un muy segundo o tercer plano. Lo que se espera nada tiene que ver con una selección musical y una técnica depurada, por no decir de la ignorancia en la que se encuentran sumidos.

¿Porqué funciona?

dj-room

Porque es lo mismo que muchas otras industrias. Hay público para todo. Debido al masivo aborregamiento mediático al que estamos siendo sometidos, prima el snobismo, la noticia fácil, el selfie, las apariencias… y si cuentas con un apellido X, un padrino X o algo que entre en ésas X, entonces estamos en presencia del próximo engendro pseudomusical con tratamiento de DJ.

El talento es irrelevante. Aquí os podéis poner cómo queráis, lo cierto es que hacer de DJ es más relevante que trabajar cómo DJ. ¿Alguno conoce el «caché» de éstos personajillos? Os diré que no van por menos de 3.000 euros por ir a hacer, literalmente, acto de presencia. ¿Cuantos de vosotros en cabina llega al 10% de lo citado? ¿Y al 5%? ¿Y al 3%? ¿Seguimos bajando o mejor lo dejamos aquí?

Los «medios de comunicación» favorecen la cepa cómo si se tratase de una infección. Sin duda es así. Lees las noticias de cualquier medio «respetable» y en ellos se etiqueta de DJ a quién convenga según las circunstancias con una frivolidad pasmosa. «¿No sabes qué poner? Escribe que es DJ y asunto resuelto.»

Paris Hilton

El caso más sonado éste pasado verano es el de la archimillonaria por herencia Paris Hilton. No hace falta que te digamos quién es, porque la rubia despierta pasiones encontradas allá donde va. Empezó a meterse en las cabinas allá por 2012 por puro aburrimiento y hoy cobra la nada desdeñable cifra de 260.000 euros por sábado en Amnesia. La pregunta es clara: ¿qué hace?, ¿le pagan por pinchar?. No. Es un poco más complejo, porque el círculo de amigotes de la moza no tiene reparos en beberse el bar a golpe de tarjeta, así que en realidad, van a figurar a un lugar donde el postureo es mucho más que importante, así pinche a la Carrá.

Hay muchos más ejemplos, vamos a por los más cercanos, más conocidos por el embrollo familiar que por un posible atisbo de calidad musical. Hablamos del mismo al que le graban las sesiones que pincha en sus «directos». El caso de algunos ex-«deportistas», que se agarraron a un ordenador y una controladora para vivir del rédito de sus pasadas vidas mientras tocan unos botones de color rojo y verde sin saber para que sirve nada más, así cómo concursantes de reality-shows, pseudo-farándula, familiares de gente con apellidos «ilustres» o petardos de una noche que hicieron pum por estar junto a personas que chupan más cámara de lo que viven. ¿Te suenan? Son los parásitos de mi medio de vida.

Ver las imágenes de origen

Otro de los colmos es la banalización. Cuando leo la noticia de «un niño DJ», sólo se viene a mi mente la posibilidad inmediata de aporrear al redactor. ¿Acaso nadie se ha percatado de que el niño está jugando con botones de colores y que sus padres quizás han visto la otra cara de la moneda, un filón económico en el crío? Circula por la red el caso de un niño sudafricano llamado Oratilwe Hlongwane al que ya se le tilda de «el nuevo David Guetta, Calvin Harris». Sencillamente, una patochada, una mamarrachada, un intento de la prensa rebajándose a niveles de mediocridad por link-baiting.

El mocoso ha participado en el SA’s Got Talent 2015, un programa «cazatalentos» con el pseudónimo de DJ Arch Jr. En el video que publicamos abajo, se ve a un crío jugando cómo niño que es, hasta que le «entra prisa» por aparecer en el escenario. Su padre lo presenta cómo el DJ más joven del mundo y la masa condicionada al espectáculo ríe la grotesca puesta en escena. El niño toca los botones de CUE y PLAY, comienza a tocar los efectos, aplica un poco de eco, retuerce el potenciómetro de graves cómo si no tuviese final. La masa, cercana al paroxismo, jalea la actuación, para llegar al momento en el que la pequeña atracción circense baja el potenciómetro, deja un silencio y sube el otro potenciómetro, suenan dos segundos y vuelve a poner la base previamente trabajada. El «público» literalmente sufre un ataque de «buen rollito colectivo» y todo estalla en aplausos, papelitos de colores y la exacerbación de uno de los integrantes del jurado, que parece haber descubierto a su nuevo Dios.

Llama la atención que el padre mantiene durante el grueso de la «actuación» la mano en el bolsillo de la chaqueta. El chavalín se mueve lo mismo que un gato de escayola. No entiende nada, es un niño, el mismo que hacía minutos jugaba, ahora es la nueva caja registradora de papá y mamá. Y todo ello con el aderezo de llamar DJ al juguete de papi. Pero ésta es una opinión, aquí está el video, que cada DJ saque sus conclusiones…. echando la memoria atrás, arranca al más puro estilo Jordy Lemoine.

No hay mucho más que añadir que no se sepa. Estamos asistiendo al entierro de la profesión y al nacimiento de una nueva forma de vida a la que denominaré «hacer de DJ». Un portátil y una controladora, algunos dirán que con la tableta sirve y los más aventureros dirán que hacen «virguerías» con una app que se han bajado a su teléfono. No hay límites. Es el todo vale con tal de unos segundos de gloria inmerecida. Pero… ¿a quién le amarga un dulce? Conozco mucha gente así y lamentablemente, van a más en cantidad, con el consiguiente decrecimiento en la calidad.

Si eres mujer, la profesión de DJ rara vez pasa por tu talento. Me da igual que creas que me meto en terreno fangoso, la realidad es que si no tienes talento pero a ojos de un «promotor» tienes un cuerpazo de infarto, un busto de grande a muy grande, nalgas prominentes y el plus de moverte, sin importar la música que pongas, entonces tienes papeletas para «pinchar». Es triste, deplorable y hasta vomitivo, pero es real. Esto no quita que haya muchas DJs con un talento enorme, que las hay,

¿No te lo crees? Nada mejor que unos ejemplos para ilustrarlo:

  • En facebook hay una «comunidad» dedicada a las «DJs más sexys». Aquí algunas salen hasta en pelotas… de la música ni se habla, se ve que es un tabú… podrás estar «muy buena», pero si tienes que mostrar tu cuerpo para pinchar, estás más cerca de ser una gogó, siendo gentiles.
  • En Starnow se piden DJs (no se especifica cantidad). En la oferta se deja la música cómo último requisito, lo importante es que envíe su blog y fotos de perfil, apostillando que cuántas más fotos, mejor… la sesión y los conocimientos no parecen ser muy relevantes.
  • El «cómo te vendes» también es importante. Es el caso de «Miss Dj Candy», musicalmente ni idea, pero la primera impresión es más de lencería erótica o escort. No alcanzo a distinguir elemento alguno que me pueda dar a entender que es DJ. Si, ya sé que el hábito no hace al monje al igual que una corbata no te hace digno, pero si es la imagen que percibo, te trataré en consecuencia.

DJ es una profesión. No es una moda, un capricho, una idea o un juego. Depende de los DJs que vuelva a serlo y para ello, hay que hacerse valer, no sólo en el plano económico, hay que hacerlo profesionalmente, hay que tener amor propio por lo que se hace, respetarte a ti mismo para ser respetado.

Cuando veo a personas que no tienen que estar en una cabina, simplemente porque no forman parte del staff de la discoteca, me produce un malestar enorme, así sean colegas del dueño o un grupo de solteras en despedida. Siempre me pregunto porqué no van detrás de las barras y se sirven sus copas. O porqué no cogen la escoba/fregona y se ponen a limpiar al terminar. ¿Porqué la cabina del DJ?


Jordy Max
Jordy Max

Jordy Max es DJ Profesional y locutor de radio. Colabora en el Planeta de los DJs con opinión contrastada, experiencia y un gran conocimiento en las áreas de trabajo del DJ, aportando profesionalización al entorno que nos rodea. Persona con carácter, en lo personal y lo profesional, imprime siempre su huella en todo tipo de eventos. Sus sesiones, muy variadas en géneros y estilos, casi siempre de un marcado corte comercial, suelen ser trepidantes y muy energéticas, con el toque old-school que le gusta. Se nota la escuela, de la que nunca reniega, ama profundamente la música.

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