El espíritu de la navidad es algo que éste año escasea. Sinceramente, éste año apenas se ve la navidad. No se ve gran cosa… pero sentirla menos aún.
Eso es lo que pensó nuestro protagonista, un DJ y presentador austríaco llamado Joe Kohlhofer, que se levantó pensando en que Ebenezer Scrooge estaba reventando la navidad y matando el espíritu navideño.
Todos sabemos que la radio sigue siendo un poderoso medio de comunicación, así que el mozo, de 27 años, decidió darle uso.
Joe empieza su programa a partir de las 8 de la mañana. Suponemos que es la hora del café… bueno, del segundo café, aquella gente madruga bastante. Así que ni corto ni perezoso y con gran ánimo, arrancó su matinal diciéndole a los oyentes que él sentía que la gente de la zona no estaban en el espíritu de la Navidad, así que había que hacer algo urgente.
Lo que empezó cómo una tontería del presentador y DJ le ha dado un dolor de cabeza tremendo a los directivos de la radio. El inspirado y melancólico DJ eligió una canción del grupo Wham! – Last Christmas, y comenzó a reproducirla. Entonces se levantó, cerró la puerta del estudio, se atrincheró allí ante la atónita mirada de sus compañeros, empezó a reproducirla una y otra vez durante dos horas, sin intercalar anuncios ni ningún otro material salvo llamadas en directo que daban cuenta del descontento.
La canción sonó 24 veces. A la emisora llamaron oyentes molestos por el suplicio de tener que escuchar una y otra vez la misma canción. Lo que empezó arrancando las risas llevó rápidamente al descontento a gente con mucho tiempo libre que se indignaron en lugar de cambiar de estación o simplemente, disfrutar… aunque después de la tercera vez… cómo que te aburres.
Todo el asunto concluyó con una llamada: la de su hija de cuatro años que tuvo que calmar al extasiado padre diciéndole que le gusta pero que pare ya, que estaba hasta el moño. Así que a las 10 de la mañana se abrió la puerta del estudio para que los compañeros que entran en el siguiente turno pudiesen desarrollar su labor.
Cómo experimento hay un resultado claro: lo mismo aburre y molesta. Ahora bien, Joe dejó claro que el espíritu de la navidad está en sus horas bajas y que acciones como la suya han de ser tenidas en cuenta si queremos que la magia de la navidad sobreviva a todo y genere ésas esperanzas, ilusiones y buenos deseos que teníamos en nuestros corazones cuando éramos niños. No hay nada de malo en emocionarse, en recordar, en vivir la navidad, contagiar de buen humor y buenos deseos a quiénes nos rodean. Quizás tanto materialismo y tanta tecnología nos hace olvidar que ante todo, somos humanos. Humanos de los de verdad, de carne y hueso, que nos emocionamos, que sentimos, que respiramos y vivimos.