Continuamos con nuestros tutoriales, con ellos ofrecemos una posibilidad única de ampliar tus conocimientos en aspectos que creemos deben ser parte fundamental en el desarrollo del DJ. En ésta ocasión, vamos a abordar el efecto más conocido de todos, la ecualización.
Poderoso y necesario, es un imprescindible en cualquier mezcla de calidad. Aprende a usarlo correctamente, descubre la diferencia entre lo que tenías y lo que puedes tener.
¿Preparados? En el Planeta de los DJs, vamos en serio. Si quieres ir a más, éste es tu sitio.
IMPORTANTE
En caso de que no tengas disposición para aprender, deja de leer. La cultura del todo hecho sin esfuerzo no crea mejores DJs, en todo caso, sólo hace productos que aparecen igual de rápido que desaparecen, no existen los atajos ni los caminos cortos.
Paso a paso, avanzando firme y seguro. Es exactamente a lo que te invitamos. En sonido, a pesar de que parece todo muy simple, en la realidad no lo es tanto. Quizás no quieres aprender técnicas ni leer, mucho menos digerir y depurar el conocimiento, simplemente quieres sonar cómo tal o cuál… permítenos que te pinchemos el globo: ellos no suenan así, lo hacen sonar así para ellos.
Vamos a abordar un problema bastante frecuente y recurrente en muchos casos. ¿Porqué no suena tan alto cómo quiero? ¿Porqué parece que la mezcla tiene flojera? ¿Porqué le falta pegada? ¿Cómo se hace para sonar de determinada manera?
La importancia del efecto EQ
El Ecualizador o EQ, es el Tetris de los efectos de audio. Podemos averiguar cómo funciona en cuestión de minutos, pero lleva años dominarlo completamente. Ningún otro efecto, si se utiliza de manera sutil, puede marcar una diferencia tan radical en un sonido. Si sabemos lo que estamos haciendo con un ecualizador podremos lograr que nuestras mezclas suenen como si hubieran salido del estudio más caro del mundo.
Pero… en el otro extremo, no hay ningún otro efecto que si se utiliza indebidamente, pueda convertir tus mezclas en desastrosas. Pasarse de la raya con la EQ puede arruinar la mejor canción. La EQ como todo efecto puede parecer intimidante al principio, pero en realidad, con un poco de práctica, podremos empezar a tomarle la mano. Un típico EQ paramétrico contiene tres parámetros principales: La Frecuencia (medida en Hercios), La Ganancia aplicada a esa Frecuencia (medida en
Decibelios) y el ancho de banda (o factor Q).
¿Qué es la frecuencia?
Vamos a empezar con lo básico. Sabemos que los sonidos tienen frecuencias y que es la parte del sonido que se mide en tonos. Un tono alto, tiene una frecuencia alta, O sea que un tono con alta frecuencia provoca que las ondas sonoras fluctúen a mayor velocidad y estén más juntas, golpeando el tímpano del oído con más frecuencia que un tono bajo.
Las frecuencias bajas, por el contrario, las ondas sonoras se encuentran más espaciadas. Esto significa que el tímpano oye esos sonidos como tono bajo. Si esto resulta difícil de comprender, pensemos en esto: un violín tiene un sonido de alta frecuencia; un bombo tiene una frecuencia baja.
Un ecualizador permite impulsar o reducir las frecuencias. Podemos conseguir que los bajos suenen más fuertes, y maximizar los agudos. También se puede cortar ese bajo, o eliminar algunas de las frecuencias altas para que las frecuencias no se excedan en agudos. En una canción completa donde tenemos un mayor número de sonidos diferentes, todos con sus propias frecuencias, ésta es una técnica extremadamente importante. Sería muy difícil que encontremos una sesión musical que no posea EQ en algún punto.
Como ya mencionamos, las frecuencias se miden en hercios (Hz), tomando el nombre de Heinrich Rudolf Hertz, quien fue el primero en identificar las ondas electromagnéticas. Los seres humanos podemos escuchar sólo un cierto rango de frecuencias, desde tan bajo como 20 Hz a tan alto como aproximadamente 20.000Hz. Este rango se conoce como el espectro de frecuencias audibles. Los instrumentos pueden poseer más de una frecuencia. De hecho tienen rangos que los identifican, Pensemos en el bombo. Por supuesto, tenemos el gran boom, esa parte bien baja en torno a los 500-1000 Hz, pero también tenemos esa presión que es cuando el pedal golpea la superficie que está en un área mucho más aguda en torno a los 15.000 Hz. Lo que estamos tratando de hacer es bajar o subir el volumen de estas frecuencias para traerlas hacia fuera, o reducir, las
características deseadas de un sonido. En el mundo del sonido profesional los Ingenieros al hablar de frecuencias o EQ, no nos referimos nunca con los términos graves o agudos simplemente, sino Graves, Medios y Agudos.
¿Qué vemos cuando abrimos un EQ
Bueno, eso depende. Hay unos pocos tipos de ecualización, algunos de los cuales son más útiles que otros, y vale la pena ir a través de todos ellos.
En primer lugar, tenemos un Eq de tipo fijo, que es el más básico de todos los tipos. Básicamente tenemos unos pocos controles (perillas, botones), cada uno unido a una frecuencia específica. No se puede cambiar la frecuencia, pero se puede subir y bajar la ganancia (léase volumen) para cada uno.
Luego tenemos los ecualizadores gráficos, que a diferencia de los pocos controles que nos dan los EQ fijos, traen algunos más por lo general con faders en lugar de botones. Cada uno de ellos aún está bloqueado a una frecuencia específica y todavía se puede subir y bajar la ganancia como antes, pero lo que hace este EQ, es que permitirá crear curvas ajustando los faders en incrementos.
Ecualizadores paragráficos son los que deseamos. Ahora no tenemos frecuencias fijas; en cambio, la pantalla EQ tendrá nodos, cada uno de los cuales se pueden arrastrar a cualquier frecuencia que desee. Podemos subir o bajar cada nodo para cambiar la ganancia, y (ésta es la parte inteligente), ajustar su Q para cambiar la forma de la curva. Cuanto menor sea la Q, más espacio habrá debajo de su curva de ecualización, lo que significa que más frecuencias se pueden aumentar o reducir. Esto se verá gráficamente como una joroba. Levantando la Q, obtendremos un pico, con muchas menos frecuencias afectadas por el aumento o corte.
Todos los controles que tenemos que tener en consideración son: la frecuencia, la ganancia y la Q. Hay una o dos cosas más a tener en cuenta. La mayoría de los ecualizadores incluirá lo que se conoce como filtros de paso alto y bajo.
Un filtro de paso alto es un tipo específico de corte de ganancia que elimina todas las frecuencias por debajo de un cierto punto. En otras palabras, permite eliminar los bajos.
Lo contrario es un filtro paso bajo, que se deshace de los agudos. Esto suele ser muy útil cuando estamos ecualizando voces, con tan pocas frecuencias bajas en ellas a menudo no hay necesidad de tener ningunos niveles históricamente bajos, por lo que la utilización de un filtro paso alto se librará de ellos por nosotros. Convenientemente, esto también puede ayudar a eliminar el zumbido de fondo.
También tenemos los filtros shelving o Estantes (por su forma gráfica). En esencia son una versión reducida de los filtros paso alto y paso bajo, que cortan o aumentan las frecuencias de manera mucho menos dramática.
Algunos tipos de EQ proporcionan un sutil color y una calidez al sonido que los vuelven únicos. Pero considera evitar el uso de estos EQs si lo que buscas es un ecualizador lineal o transparente que realce o corte frecuencias sin colorear el sonido. Bien ya tenemos definido nuestro EQ. Ya lo hemos insertado en algún track, habiendo entendido los puntos de realce y corte y de Q, y de cómo trabaja la ganancia, estamos listos para comenzar.
¿Qué es exactamente lo que haremos con él?
A nivel individual, cuando se aplica a un sonido específico, lo vamos a utilizar para conseguir que suene más nítido. Vamos a tomar ese sonido desde donde está (a nivel de frecuencia, claro) y lo llevaremos hasta donde queremos. Vamos a aumentar las frecuencias que sacan a relucir las mejores cualidades del sonido y cortar las que enturbian al mismo. Un gran bombo prominente no sufrirá de hecho mejorará si se utiliza un filtro de shelving para eliminar algunas frecuencias por encima de, digamos, 15.000 Hz.
La parte difícil es cuando unimos ese sonido junto a los demás en la canción. Los sonidos comparten frecuencias, que no existen en el vacío. El bombo y la línea de bajo ambos comparten bajas frecuencias, y cuando se combinan unas pueden enmascarar a las otras. Cuando nuestros sonidos comienzan a enmascararse si que tenemos problemas, pues vamos a terminar con una decepcionante mezcla fangosa.
¿Cómo se puede solucionar este problema? Se utiliza el EQ para crear un espacio para cada sonido. Cuando nuestras partes vocales aparecen deberían ser ellas las que dominen principalmente las frecuencias en las que se encuentren, así que podriamos utilizar nuestro EQ paragráfico ingeniosamente sobre los instrumentos que entran en conflicto con la voz y reducir la ganancia en sus gamas medias.
Ahora bien, no podemos enseñar cómo hacer esto. Podemos enseñar cómo funciona, pero la única manera de obtener buenas ecualizaciones es haciendo un montón de mezclas. Necesitas aprender cómo trabajan juntos los diferentes sonidos y cuando es necesario cortar o realzar diferentes frecuencias para traer las necesarias al frente de la mezcla. Tienes que escuchar un sonido (realmente escuchar), y descubrir dónde sus frecuencias más importantes están, así cómo los que se pueden cortar.
Dicho esto, hay algunas directrices a seguir. Cortar primero (realzar por último) a menudo, las cosas se pueden mejorar simplemente dejando caer la ganancia en unos pocos lugares. Y sutilmente. No se necesitan grandes picos de Q. Y si estás aumentando o disminuyendo más de -3 dB, entonces estas yendo demasiado lejos.
Sobre todo, recuerda que la EQ no existe en forma aislada. Estarás utilizando otras muchas herramientas que te ayudaran a moldear tu sonido, como por ejemplo, la compresión.